Salud en Casa.- ¿Te ha pasado que, pese a tus logros, sientes que no los mereces? Este pensamiento es conocido como el síndrome del impostor y viene afectando a miles de persona en entorno laboral y puede convertirse en un freno invisible para el desarrollo profesional y la salud mental.
“Solo en 2024, el Ministerio de Salud atendió 1 315 976 casos relacionados con trastornos de salud mental en el país, una cifra que evidencia la necesidad urgente de abordar estos problemas de forma más abierta, oportuna y sin estigmas. Muchos de estos relacionados con exigencias laborales extremas o la autopercepción distorsionada de las propias capacidades”, sostiene Maite Moreno, Directora del Master en Recursos Humanos de EAE Business School.
El síndrome del impostor ocurre cuando una persona, a pesar de sus logros, duda de su capacidad, atribuye su éxito a factores externos y teme ser descubierta como un fraude. Esta percepción genera sobreesfuerzo, inseguridad y decisiones que frenan el desarrollo profesional, como evitar ascensos o no negociar mejoras. “Aunque puede afectar a cualquier perfil, es más común en mujeres líderes en sectores con baja representación femenina, así como en millennials expuestos a altas exigencias y constante comparación en redes sociales”, sostiene la docente de EAE Business School.
Señales más comunes de una persona con el Síndrome del Impostor:
“Lo más peligroso del síndrome del impostor es que lleva a una dinámica de autoexigencia extrema que se disfraza de compromiso o perfeccionismo”, sostienen Maite, quien además nos presenta algunos tips para superar esta enfermedad:
Busca apoyo emocional y profesional: Conversar con un mentor, colega de confianza o terapeuta puede ayudarte a poner en perspectiva tus pensamientos. La validación externa también puede ser un buen espejo.
El entorno laboral también puede influir en el desarrollo (o superación) del síndrome. Líderes que ofrecen retroalimentación transparente, reconocen avances y normalizan el error como parte del aprendizaje, contribuyen a que sus equipos trabajen desde la confianza y no desde el miedo.
Es importante implementar programas de mentoría, fomentar una cultura organizacional basada en el aprendizaje continuo y evaluar periódicamente el clima psicosocial son buenas prácticas para prevenir este fenómeno y promover el bienestar emocional de los colaboradores.