Salud en Casa.- La tartamudez, una complicación en la fluidez del habla, a menudo es estigmatizada, lo que puede tener consecuencias negativas para quienes la experimentan. Este estigma se manifiesta en prejuicios y estereotipos sociales, a veces llegando a afectar la autoestima, la salud mental y las oportunidades sociales de las personas que tartamudean.
“Esta es una condición del habla que aparece principalmente entre los 2 y 6 años, y en muchos casos puede continuar en la adultez. Durante esta etapa temprana del desarrollo, la mayoría de los niños dejará de tartamudear de manera natural por a la neuroplasticidad del cerebro. Es importante entender que esto no sucede porque un terapeuta "eliminó" la tartamudez, sino porque el desarrollo neurológico del niño avanzó en esa dirección”, manifestó Angélica Bernabé, Directora del Centro Especializado en Tartamudez en Perú.
De acuerdo a la especialista esta situación no resta importancia a la intervención temprana. Aunque no "cura" la tartamudez, sí permite que desde una edad temprana los niños comprendan que su voz importa, que pueden comunicarse efectivamente y que su forma de hablar no debe afectar su autoestima, ni limitar su vida social, emocional o académica. En adultos que continúan tartamudeando, la terapia busca lo mismo: asegurar que la tartamudez no sea un obstáculo para alcanzar sus metas personales y profesionales.
“La tartamudez en la infancia puede detectarse cuando los niños comienzan a repetir, prolongar o presentar bloqueos al hablar. Estos comportamientos no forman parte del desarrollo típico del habla. En estos casos, lo más recomendable es intervenir de forma temprana.
Para Angélica Bernabé, es común que algunos profesionales, -con buenas intenciones; pero información desactualizada- sugieran “esperar”, asumiendo que es algo normal; pero no debemos hacerlo. La intervención temprana es clave. “Además de las características mencionadas, otros indicadores pueden incluir: tensión física, movimientos corporales asociados al esfuerzo por hablar o frases como “mamá, no puedo hablar”. Sin embargo, no es necesario esperar a que estos signos sean evidentes, cualquier señal de tartamudez justifica una evaluación profesional”, sostuvo.
“La tartamudez se presenta principalmente por dos factores: la genética y las diferencias en la estructura y funcionamiento del cerebro. Hoy sabemos que hay antecedentes familiares en un alto porcentaje de los casos y estudios neurocientíficos han evidenciado diferencias en cómo las personas que tartamudean procesan el lenguaje. No es causada por traumas, nerviosismo o dificultades en la crianza, como erróneamente se creía en el pasado”, enfatizó.
Programa de tartamudez: Sueña. Habla. Vive.
Sueña. Habla. Vive. es un programa sin costo alguno de intervención intensiva de una semana bajo el modelo CARE, que es desarrollado por el centro Arthur M. Blank para la Educación e Investigación en Tartamudez en EE.UU., y está diseñado para niños y niñas que tartamudean, y su objetivo principal es fortalecer sus habilidades comunicativas, fomentar la resiliencia emocional y brindar educación tanto a los participantes como a sus familias. Durante esa semana, los niños reciben atención enfocada exclusivamente en la tartamudez, lo que permite un avance significativo en corto tiempo.
“Nuestro objetivo es que el campamento se realice al menos una vez al año y que podamos ampliar su alcance. Este año trabajamos con niños desde los 8 años, pero en futuras ediciones esperamos incluir a niños desde los 5 o 6 años, una etapa clave para la intervención temprana. También buscamos llevar esta experiencia a diferentes regiones del país y formar redes de apoyo para las familias y profesionales involucrados en el tratamiento de la tartamudez”.
“La tartamudez no debe definirse como un obstáculo, sino como una forma diferente de hablar. Con acompañamiento adecuado y entornos que validen la diversidad comunicativa, las personas que tartamudean pueden desarrollarse plenamente, alcanzar sus metas y vivir con autenticidad. Nuestro trabajo, desde la terapia y desde iniciativas como la Semana de la Tartamudez, Sueña. Habla. Vive., busca justamente empoderar a las personas para que hagan oír su voz, sin miedo y con confianza”, agregó.