Salud en Casa.- Cuando una pareja tiene dificultades para concebir, lo primero que suele revisarse son las hormonas, la ovulación o posibles problemas anatómicos. Pero hay otro factor menos conocido y cada vez más estudiado: la microbiota vaginal y endometrial.
Este conjunto de microorganismos —formado principalmente por bacterias buenas del tipo Lactobacillus— juega un papel clave en la protección del aparato reproductivo femenino y en la preparación del cuerpo para un embarazo.
“El equilibrio de la microbiota vaginal no solo evita infecciones, también influye en la fertilidad, los tratamientos de reproducción asistida y el desarrollo del embarazo”, explica el Dr. Cristian Hidalgo, ginecólogo experto en fertilidad y microbiota, y CEO de ILAGINE.
Estudios recientes han demostrado que un desequilibrio en esta flora (lo que se llama disbiosis vaginal) puede aumentar el riesgo de infertilidad, abortos espontáneos o fallos en tratamientos como la fertilización in vitro (FIV). A continuación, el Dr. Hidalgo explica cómo ocurre esto.
¿Qué se puede hacer?
La buena noticia es que la microbiota puede recuperarse. Se recomienda llevar una alimentación rica en vegetales, fibra, grasas saludables y alimentos fermentados, reducir el consumo de azúcar y ultraprocesados, cuidar el estrés, usar probióticos específicos si el médico lo indica, y asistir regularmente al ginecólogo para prevenir o tratar cualquier desbalance.
“La fertilidad refleja nuestra salud en general. Cuidar la microbiota vaginal es cuidar el lugar donde todo empieza: la vida”, concluye el Dr. Hidalgo.