Salud en Casa.- La hipertensión arterial no solo representa un riesgo para el corazón o los riñones; también puede afectar gravemente la salud ocular. Mantener una presión arterial elevada durante largos periodos puede alterar los vasos sanguíneos de la retina, originando enfermedades como la retinopatía hipertensiva o acelerando el avance de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
En el Perú, más de 5.5 millones de personas mayores de 15 años viven con hipertensión arterial, lo que representa el 22.1 % de la población, según datos del Ministerio de Salud actualizados al 2024. Frente a esta cifra, es fundamental comprender que la presión alta también puede afectar la salud visual. “La retina es una de las estructuras más sensibles del cuerpo humano. Una presión elevada y sostenida puede generar microhemorragias, obstrucciones vasculares y un deterioro progresivo del tejido ocular”, explica el Dr. Gerardo Arana, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión.
Uno de los principales desafíos es la falta de síntomas en etapas tempranas. Muchas personas descubren las consecuencias oculares de la hipertensión solo cuando ya presentan visión borrosa, dificultad para enfocar o pérdida de visión central. En el caso específico de la degeneración macular, la hipertensión acelera el deterioro y la inflamación de las células de la mácula, una zona clave de la retina responsable de la visión fina y detallada, necesaria para leer, conducir o reconocer rostros.
¿Cómo ocurre el daño ocular?
La presión arterial elevada provoca estrechamiento, engrosamiento y endurecimiento de las arterias retinianas. Esto puede causar:
¿Qué síntomas deben alertarnos?
Aunque al inicio no se presenten signos evidentes, en fases avanzadas pueden aparecer:
Prevención y diagnóstico oportuno.
Controlar la presión arterial es esencial para proteger la visión. Asimismo, se recomienda realizar un examen de fondo de ojo (oftalmoscopia) al menos una vez al año, especialmente en personas con hipertensión, diabetes o mayores de 60 años.
“Contar con un diagnóstico temprano permite iniciar tratamientos que pueden frenar o controlar el daño ocular. En algunos casos con complicaciones puede requerirse tratamiento con láser, medicamentos intravítreos o suplementos específicos”, finaliza el Dr. Gerardo Arana.