Salud en Casa.- Una buena alimentación es la base de una vida sana ya que proporciona los nutrientes que necesitamos día a día para realizar nuestras actividades y evitar diferentes enfermedades. Sin embargo, solemos confundir “comer bien” con el “comer bastante”, ocasionando que haya desbalances en nuestra alimentación como el exceso de carbohidratos y/o grasas saturadas, o la falta de vitaminas, proteínas o minerales como el hierro.
Justamente la falta de hierro, que genera anemia, es una de las preocupaciones más grandes de nuestro país ya que afecta a 2 de cada 5 niños menores de 3 años, causando que estos no se desarrollen de manera óptima ni física ni intelectualmente.
Por tal motivo, #TanFuertesComoElHierro, iniciativa de Pacífico que se suma a la lucha contra la anemia, destaca una lista de alimentos ricos en hierro por región que nos puede ayudar a prevenir esta enfermedad.
¿Qué alimentos son fuente de hierro?
Una de las ventajas de nuestro país es que su diversidad nos ofrece diferentes alimentos ricos en hierro y que se encuentran en todas las regiones. El Dr. Rafael Mesía, pediatra de SANNA Centros Clínicos, recomienda:
Asimismo, recordemos que alimentos como la sangrecita de pollo, hígado de vaca/cerdo, riñones, carne de res y los huevos son grandes fuentes de hierro y que se pueden encontrar a nivel nacional.
Comer 3 veces por semana estos alimentos ricos en hierro nos permitirán prevenir la anemia y ayudarán en el tratamiento de aquellos que ya han sido diagnosticados. Es tarea de todos formar a niños tan fuertes como el hierro.
¿Cuáles son las consecuencias de esta afección?
Recordemos que una buena alimentación parte de la inclusión de todos los grupos de alimentos a nuestra dieta y, como señala la nutricionista de SANNA Nutrición a Domicilio, Jenny García, “los hábitos alimentarios son heredados de los padres”. La buena alimentación y la dosis necesaria de hierro, debe venir desde la gestación ya que es clave para el desarrollo del sistema nervioso, evitar partos prematuros, etc.
Asimismo, se ha demostrado que quienes sufrieron de anemia entre los 6 y 23 meses tuvieron un coeficiente intelectual hasta 6 puntos menor que otros que no la padecieron. “Esto se traduce en problemas de memoria, aprendizaje e incluso ansiedad o depresión a largo plazo”, afirma el Dr. Mesía.