Salud en Casa.-El cierre de año suele despertar una mezcla de balance, cansancio y esperanza. Sin embargo, para muchas personas también surge una sensación repetitiva: “¿Cómo es posible que, pese a mis esfuerzos, sigo viviendo lo mismo?”.
Según especialistas en salud emocional, esto ocurre porque los ciclos no se cierran solo con voluntad, sino con conciencia emocional, revisión interna y, en algunos casos, con la comprensión y resolución de patrones familiares que se repiten sin darnos cuenta.
La psicoterapeuta Irma Reginaldo, directora del Instituto de Psicología IPIR, explica que fin de año representa un momento especialmente sensible para revisar la propia historia “Cuando no cerramos lo que nos dolió o desgastó durante el año, eso se convierte en patrón, o incluso puede estar relacionado a un guión de vida escrito en el seno familiar a modo de ideas, mensajes o hábitos repetidos durante nuestra niñez. Para que el 2026 sea realmente distinto, es necesario dejar de arrastrar lo que ya cumplió su ciclo, permitiéndonos la reconciliación con nuestra historia y mirar hacia la vida con amor.”
A continuación, Reginaldo plantea cinco pasos prácticos y emocionalmente saludables para cerrar ciclos antes de que termine el año y entrar al 2026 con mayor claridad:
1. Nombra lo que dolió y lo que funcionó
Cerrar un ciclo no es borrar el año, sino reconocer lo vivido y mirar el origen de nuestras dificultades con compasión.
Identificar qué te desgastó, qué te bloqueó y qué te fortaleció te permite ordenar emocionalmente el periodo. Primer paso concreto: escribir en una hoja dos columnas: “Lo que me dolió” y “Lo que aprendí”.
2. Observa los patrones que se repiten
¿Volviste a tener la misma discusión? ¿Otra vez elegiste relaciones que te exigieron más de lo que recibiste? ¿Nuevamente postergaste tus metas?
Muchas veces, estos ciclos se conectan con creencias familiares heredadas, no con falta de fuerza de voluntad. Primer paso concreto: identifica una frase que repetiste mentalmente este año (“No puedo”, “No merezco”, “Siempre es lo mismo”) y pregúntate de dónde proviene mientras visualizas aquella posible escena que viene a tu memoria.
3. Reconcíliate con lo que ya no te corresponde
Fin de año es un buen momento para revisarlo: responsabilidades que no son tuyas, culpas antiguas o expectativas ajenas. Primer paso concreto: escribe aquello que ya no deseas llevar al nuevo año y aunque parezca contra intuitivo permítete mirar con amor aquello que te pesa y también es parte de tu historia. El simbolismo y las palabras son importantes: “Querida dificultad, me permito mirarte con amor y agradecerte porque fuiste parte de mi historia, pero ahora te dejo este peso y volteo a mirar hacia la vida con entusiasmo.”
4. Agradece el camino recorrido, incluso lo difícil
La gratitud no romantiza el dolor: lo integra. Agradecer lo que se vivió, incluyendo lo que dolió, ayuda al cerebro a registrar cierre y posibilita el inicio de un nuevo ciclo emocional. Primer paso concreto: cada noche anota tres cosas que agradeces de este año.
5. Traza una intención realista para el 2026
No se trata de metas perfectas ni listas imposibles, sino de elegir un rumbo emocional claro.
La intención funciona como un ancla interna, una guía que ayuda a no volver a lo mismo. Primer paso concreto: define una sola frase que guiará tu 2026, como “Pongo límites sin culpa”, “Elijo lo que me hace bien” o “Confío en mi proceso”.
Resolver ciclos también es un proceso terapéutico
Identificar los patrones es un primer paso, pero transformarlos requiere acompañamiento terapéutico, ya que muchas de estas dinámicas están vinculadas a historias familiares y emocionales que se han formado a lo largo de generaciones.
“Desde el Instituto IPIR se promueven metodologías basándose en terapias sistémicas que abordan la historia familiar, el sistema emocional y el bienestar. La psicología contemporánea reconoce que el bienestar no depende solo de la experiencia individual, sino también de los roles, creencias y vínculos que cada persona hereda en su sistema familiar” señaló Reginaldo.