Cáncer de pulmón requiere ampliar foco de prevención por contaminantes y secuelas post-COVID-19

Cáncer de pulmón requiere ampliar foco de prevención por contaminantes y secuelas post-COVID-19

1 Diciembre, 2025

Salud en Casa.- El cáncer de pulmón continúa siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, y su prevención exige ampliar la conversación más allá del tabaquismo. Según explica el Dr. Hermes Velásquez, neumólogo de Cleveland Clinic, aunque fumar es el factor de riesgo más importante, no es el único determinante. Entre el 15 % y 20 % de los casos no están relacionados con el consumo de tabaco, lo que evidencia la necesidad de considerar otros riesgos ambientales, ocupacionales y genéticos.

 

 

 

El especialista advierte que la contaminación ambiental —especialmente las partículas finas y compuestos carcinógenos presentes en el aire— puede dañar el tejido pulmonar, generar inflamación crónica y desencadenar mutaciones que favorecen el desarrollo del cáncer. Las áreas urbanas con altos niveles de contaminación registran mayor incidencia de esta enfermedad incluso entre personas no fumadoras.

 

 

 

De igual forma, diversas exposiciones ocupacionales y domésticas introducen carcinógenos directamente en el sistema respiratorio. Sustancias como asbesto, radón, arsénico, emisiones de diésel y el humo de leña pueden causar daños significativos: el asbesto se aloja en los pulmones y causa irritación crónica; el radón, un gas radiactivo que puede acumularse en interiores, daña células pulmonares; mientras que los hidrocarburos aromáticos policíclicos del humo de leña afectan directamente el tejido pulmonar. Estas exposiciones pueden actuar de manera sinérgica con el tabaquismo o causar cáncer de forma independiente.

 

 

 

A ello se suma el impacto de la pandemia. El COVID-19 ha dejado secuelas respiratorias como fibrosis, cicatrices e inflamación persistente que dificultan la interpretación de estudios de imagen. Síntomas comunes —como tos, fatiga o malestar torácico— suelen atribuirse a la infección previa, lo que retrasa el diagnóstico temprano del cáncer. Además, muchos pacientes postergaron chequeos preventivos durante la pandemia, incrementando la detección en etapas avanzadas.

 

 

Las alteraciones pulmonares post-COVID pueden ocultar o imitar signos iniciales de cáncer, subrayando la necesidad de un seguimiento cuidadoso, especialmente en quienes presentan factores de riesgo.

 

 

 

Frente a este escenario, Cleveland Clinic cuenta con un programa integral de detección de cáncer de pulmón, basado en tomografía computarizada de baja dosis (LDCT), considerada la herramienta más efectiva para identificar la enfermedad en etapas tempranas. Este cribado está dirigido a personas de alto riesgo: adultos entre 50 y 80 años, fumadores actuales o quienes dejaron de fumar en los últimos 15 años, con historial de consumo de 20 paquetes-año o más. La detección temprana ha demostrado reducir significativamente la mortalidad por cáncer de pulmón.

 

 

 

El Dr. Velásquez enfatiza que abordar el cáncer de pulmón requiere una mirada más amplia que incluya la reducción de contaminantes, la vigilancia de exposiciones laborales y el seguimiento de personas con secuelas pulmonares post-COVID-19, además de reforzar las estrategias de prevención tradicionales.