Salud en Casa.- En el Perú, más de 4,000 ollas comunes operan como respuesta comunitaria ante la inseguridad alimentaria, según datos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS). En Ventanilla, distrito que concentra más de 230 de estas organizaciones, muchas lideradas por mujeres, las condiciones operativas siguen siendo precarias: escaso acceso a servicios básicos, cocinas deterioradas y una alta prevalencia de anemia en población infantil y gestante.
Frente a esta realidad, la empresa pesquera TASA, en alianza con la asociación Perú Pendiente, lanzó el programa “Sabores que Nutren”, una iniciativa orientada a fortalecer a 15 ollas comunes de Ventanilla y Callao a través de capacitaciones integrales en nutrición, sanidad, liderazgo y prevención de la anemia.
“El objetivo es fortalecer las capacidades de las lideresas como agentes comunitarias de salud y bienestar, aplicando y replicando buenas prácticas que contribuyan a una alimentación más segura y nutritiva para sus comunidades”, señaló Antonio Olortegui, Gerente de Asuntos Corporativos de TASA.
El programa ha contemplado talleres presenciales en colaboración con APORTA (plataforma de innovación e impacto social de Breca) jornadas de tamizaje para el descarte de anemia en niños menores de cinco años y gestantes, así como el desarrollo de habilidades en liderazgo, negociación y organización comunitaria. Las 30 lideresas que han sido capacitadas podrán compartir los conocimientos adquiridos con otras integrantes de sus organizaciones.
Actualmente, estas 15 ollas comunes atienden a más de 1,300 personas. La línea base del proyecto identificó que el 100% de las lideresas consideran prioritaria la lucha contra la anemia, y mostraron gran disposición para participar en capacitaciones sobre recetas saludables, primeros auxilios y manipulación de alimentos.
“Sabores que Nutren” forma parte de la estrategia de sostenibilidad y gestión social de TASA, que apuesta por un enfoque de valor compartido, desarrollo territorial y mejora de la calidad de vida en zonas vulnerables. Este modelo de intervención es escalable y tiene potencial para ser replicado a través de más actores y regiones del país.